miércoles, 11 de marzo de 2015

De la Feria al Circo y comiendo palomitas por el camino


En mi primer post, en el que me desnudo explicando cosas que ni os va ni os vienen, os doy unas pinceladas de aquello que me gusta. Los que me seguís, sabéis que soy una amante de la Criminología, así como de la ciencia ficción, en series de Tv, películas, libros y todo lo que se pueda consumir y que no haga que mi pobre intelecto se convierta en un montoncito de serrín recubierto de papel de fumar.


Este año pasado, empecé a realizar mi mayor sueño, estudiar el Grado de Criminología. Después de casi 15 años buscando calderilla para poder hacerlo, por fin estaba haciendo lo que me gustaba, de pocas en una asignatura, pero ¡coño! qué más da... algún día la acabaré. Quizás por eso no soy la persona más indicada para hablar del tema, pero creo que por la mínima parte que me toca, tengo voz y voto, como mínimo en mi blog, que para eso lo escribo... para leerlo yo (y algún que otro descarriado como tú también :P)

En los últimos días hemos asistido a un debate intenso dentro de la comunidad. Como administradora de fincas que soy, he podido dejar de lado mi papel de moderadora, para soltarme la melena y, de paso, adelgazar un poco dejando salir todo lo que llevaba dentro después de tantos años sin vacaciones. Después, os explicaré mejor.

¿Cómo conocí la Criminología?

Cuando iba acabando el BUP, en casa me aconsejaron que hiciera COU y selectividad para así tener más opciones y poder estudiar lo que quisiera, cuando quisiera... INOCENTES... Yo, que era muy bien mandada, accedí aún y haber revisado todos los programas que ofrecían las diferentes facultades y saber que no quería hacer ninguna carrera porque ninguna me gustaba más que otra. Es verdad que por las series policíacas, el cine negro, los documentales y la crónica negra, junto con las novelas policíacas que leía y mi afición por los puzzles, apuntaba maneras hacia una carrera de ámbito policial o similar... o una carrera delictiva.

No voy a negar que me encantaban las recreaciones de escenas del crimen, pero no era precisamente lo que me motivaba a escoger uno u otro camino. Empecé Derecho y enseguida supe que era lo más aburrido que había hecho hasta el momento. Igualmente, como había ido a un colegio privado durante 13 años, decidí alargar mi estancia allí un par de años más. Me puse a trabajar y, como se me daba bien estudiar, siempre buscaba cursos relacionados con la función que desempeñaba en cada momento y así no dejar oxidar mis neuronas. Durante un par de años decidí opositar para la Policía Autonómica y la Local, pero el sopor del temario y la profundización en las tareas reales de los cuerpos y fuerzas de seguridad, me llevaron a desistir en mi intento. Ya había perdido mucho tiempo en cosas que no me gustaban... Y aunque me guste un poco de todo, tampoco estoy aquí para ir dando vueltas sin rumbo fijo.

Investigando un poco por mi cuenta, desde la Criminalística choqué con un tema que era lo que siempre había querido. Esa parte olvidada por la mayoría llamada Criminología. Es lo que nos pasa a los que nos gusta un poco de todo... que tiramos hacia caminos sin salida aparente o nos dedicamos a hacer deporte. Pero siempre creemos que no existe un camino sin salida... mal que mal, siempre se puede volver hacia atrás, así que la salida está. Aunque reconozco que yo soy de las cabezotas que escala los muros para certificar que eso de que sólo existe la vuelta atrás es una patraña.

El debate actual

Desde que descubrí mi verdadera vocación, he hecho cursos de esos que te sacan el dinero y que no sirven para nada más que certificar que lo que se te ha metido entre ceja y ceja es lo que realmente quieres hacer. Metí mis narices en asociaciones, blogs y demás historias para descubrir de qué iba este mundillo y ver que hay gente que lucha por lo que cree. El hecho de ser una disciplina con pocas salidas aparentes todavía me motivaba más. ¿Masoca? Pfffffff... bueeeeno... sí, un poco bastante. Pero cada paso que daba por querer saber, hacía crecer mis ganas de dedicarle todo mi tiempo a ello.

He estado observando muy de cerca lo que los criminólogos y los que aún no lo somos, intentan hacer día a día. Quieren que esta profesión se reconozca como lo que es y dedican todo su tiempo a hacer visible una figura que algunos se empeñan en guardar detrás del telón. Hablando en plata, se dejan los cuernos en ello.

Este fin de semana, en la Feria AULA, la gente ha quedado encantada y orgullosa de ser Criminóloga y nos han expuesto unas fotografías tal que así:






Es mucho el revuelo que se ha formado por estas imágenes, ya que identifican la Criminalística con la Criminología y tira por suelo la intensa lucha que muchos profesionales han estado llevando a cabo desde hace tanto tiempo. Es cierto que este tipo de escenas e incluso aquello que roza lo escabroso cada día vende más, pero no podemos confundir a aquellos que todavía no saben de que va el tema y menos aún, vender humo de esta manera. 

No voy a ponerme ahora a hacer una distinción entre ambas disciplinas, porque sería mear fuera de tiesto, no es el lugar ni la manera de hacerlo. Pero sí quería aprovechar para decir que, cuando cometemos un error, para prosperar y por el bien de la perpetuación de la raza humana, es interesante escuchar todas las opiniones y, si somos muy orgullosos como para admitirlo, por lo menos asumir que hay gente que puede no estar de acuerdo y que tiene tanto derecho a expresarse como nosotros. Sólo así, cualquier aclaración que hagamos será tomada en serio y nos llevara a una reflexión conjunta y puede que hasta a un pacto... difícil pero no imposible. Si la respuesta va a ser la censura, debemos estar preparados para todo lo que nos pueda caer, porque nosotros mismos estamos retrocediendo en el tiempo y dando pie a reacciones que no queremos que se relacionen con nuestra persona o entidad.

"Vulgus veritatis pessimus interpres" - Fedro (El pueblo es un pésimo intérprete de la verdad)

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