lunes, 11 de mayo de 2015

El circo de los horrores: Tortura (Parte I)

La Tortura está definida por la RAE como el “Grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo”.

Esta definición no varía en demasía desde tiempos de Ulpiano, por allá en el s.III, hasta la expuesta por historiadores del s.XX, como sería el caso de John Heath. Casi todas las descripciones que encontramos por el camino a través de los siglos, tienen que ver con un ideal de justicia de cada tiempo analizado y siempre refiriéndose al dolor impuesto por funcionarios/autoridades públicas para conseguir la verdad o simplemente como castigo por un crimen merecedor de dicho desenlace. Aquí quisiera realizar un apunte personal,  a modo de crítica quizá impulsada por un trabajo paralelo sobre “personalidades desviadas”, y es que es muy difícil encontrar alguna interpretación oficial que considere la tortura como “pasatiempo”, que según la RAE sería la “diversión y entretenimiento en que se pasa el rato” y cuyo uso todavía parece no estar reconocido.

Las primeras pruebas gráficas sobre la existencia de esta práctica la encontramos ya en la Época Clásica de la Antigua Grecia y la Roma Imperial. A través de pinturas murales y de relatos en obras literarias, podemos comprobar que era un ejercicio bastante recurrente para demostrar la supremacía de hombres con consideración de libres sobre aquellos otros esclavos.

La tortura en Grecia recibía el nombre de básanos (probar con la piedra de toque; ensayar, comprobar, verificar, experimentar, poner a prueba, atormentar). Y en la obra de teatro “Las ranas” de Aristófanes en el 405 a.C, ya aparece un fragmento que denota la normalidad con la que es acogida esta costumbre cuando existe alguna ofensa que debe ser castigada: "Átalo a una escala, cuélgalo o azótalo. Apila piedras sobre él, échale vinagre en la nariz. Azótalo con cerdas, pero no con puerros o cebollas".

La cultura romana, en cambio, se consideraba más benévola, menos cruel en cuanto a este uso; afirmación que hace saltar todas las alarmas entre los amantes o simples conocedores de la época. Esta declaración era la que nos querían hacer creer bajo el disfraz de que sólo se penaba de esta forma los delitos penales, y no los civiles como hacían sus vecinos los griegos. Lo que no nos contaron era que un nuevo tipo de delito político, denominado Crimen Maiestatis y que se basaba en la ofensa hacia el Emperador, era considerado sacrilegio y recibiría el castigo propio del resto de delitos penales, es decir, la tortura. No hace falta aclarar que no había que esforzarse mucho para que cualquier acción pudiera suponer una ofensa hacia el Emperador.

Hay un hecho destacable, que en todos los libros y páginas web consultadas se menciona como “curiosidad” y que podría ser perfectamente uno de los argumentos que sustentara mi crítica anterior, relacionado con el periodo romano; se nos explica cómo Calígula mientras desayunaba o se divertía tenía por costumbre realizar interrogatorios mediante tortura, dónde exigía que a fin de conseguir la verdad se les cortara las manos a los interrogados, o se les aplicara fuego en sus partes pudendas. Y es que en esta época en que las penas se basaban en el castigo corporal, como la crucifixión o la “muerte por fuego” o siendo tirados a las bestias feroces, encontramos curiosos métodos como:

EL POTRO: también llamado Ecúleo, consistía en una tabla lisa sobre caballetes donde se colocaba a la víctima de tal forma en que sus extremidades superiores e inferiores eran atadas a un complejo sistema de pesos y cuerdas que a modo de poleas tiraban de ellas en sentido opuesto a fin de provocarle un primer desgarro muscular seguido de la dislocación de sus huesos. Un efecto similar intentaba provocar el método denominado “Lignum” y también usado en dicha época, que consistía en dos trozos de madera que intentaban romperle las piernas al sujeto.




EL UNGULAE: Su origen se encuentra en la época romana aunque hay que destacar que ha sido de los métodos que ha ido evolucionando y engendrando diversas modalidades a lo largo de la historia. Es el conocido método de los garfios que laceran la carne. En la parte sobre los métodos en la Edad Media veremos alguna variante.




LA FLAGELACIÓN: O Flagrum .Quizás sea de los métodos más conocidos como propios de dicha época, por las grandes referencias que encontramos tanto en la literatura como en el mundo del cine. Es una forma de castigo físico que trata de golpear el cuerpo humano hábilmente con látigos, varas o correas (algunas referencias también nos indican la posibilidad de hacerlo con metales candentes) cuya intención no es únicamente realizar heridas en la superficie de la piel, sino que se realizan estratégicamente para que tras la reiteración de los golpes aplicados queden afectados los órganos internos y, acabe provocando una muerte lenta acompañada de infecciones varias. Para ello, las “cuerdas” de los látigos estaban recubiertas de pequeñas bolas de metal o incluso pequeños huesos que provocaban que la carne se hiciera jirones.




LA MALA MANSIO: es el antecedente del método conocido como emparedamiento. Es curioso el sentido del humor de la época, ya que el origen de esta denominación viene del latín mansus que proviene de una forma verbal que significa “lugar donde pasar la noche después de un viaje”. Trata del encierro opresivo del cuerpo en un lugar estrecho, pocas referencias encontramos de si la cabeza quedaba al descubierto o no, en todo caso, una mala noche desde luego.





CURIOSIDADES: en un videojuego flash llamado Let’s Play: Ancient Greek Punishment, se recrean castigos eternos propios de los mitos helenos de forma ingeniosa como serían:

-         La roca de Sísifo, castigado a llevar una piedra hasta la cima de una montaña y antes de llegar dejaba caer la piedra de nuevo para repetir el proceso una y otra vez.
-         El hambre y sed eternas a las que fue castigado Tántalo mientras estaba en un lago con agua hasta la barbilla y bajo una rama baja repleta de fruta.
-          Las 50 hijas de Dánao mataron a sus 50 maridos y fueron condenadas a llenar un tonel sin fondo en el Inframundo.
-         Prometeo que fue castigado por robar el fuego del monte Olimpo fue encadenado en una montaña y un águila le iba comiendo el hígado de día, mientras que de noche se le regeneraba el órgano y así poder estar entretenidos durante 30.000 años.
-         Estas 4 pruebas se ven complementadas por una quinta basada en una de las paradojas del movimiento de Zenón

Si os queréis reír un par de minutos viendo en qué se entriene la gente, os recomiendo que pinchéis en el enlace:

“Adhuc Stantes” Lema del Instituto Santa Isabel de Hungría (“Todavía en pie”)


Angie Muñoz
Estudiante de Criminología UOC
Twitter: @anxineta




Bibliografía

“La tortura”, Alec Mellor , Ed. Estela 1964 Barcelona
“La tortura”, Edgard Peters, Ed. Alianza 1985 Madrid
“Discurso sobre la tortura” Juan Pablo Corner, Ed. Crítica 1990 Barcelona

* Wikipedia e informes on-line de Amnistía Internacional

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